El uso reiterativo de prendas íntimas, como los hilos dentales y tangas,
ropa muy ajustada y la utilización regular de pantiprotectores,
provocan infecciones en la vagina. Si a ello le sumamos que es una
región comunmente depilada con continuidad, los roces tienen la
posibilidad de convertirse en heriditas, pelitos enquistados y leves
comezones. Existe otro aspecto que es el sudor, que se agrega a todo lo
previo para llegar a disuadir a algunas de jamás volver a utilizar la
tanga.
El sudor, además, propicia que logren producirse
candidiasis (los temidos hongos vaginales), que de hecho crecieron
exponencialmente en las consultas ginecológicas en los años anteriores.
¿Qué se puede llevar a cabo? Intentar usarla menos, más que nada en
verano, y jamás en ocasiones en las que supongamos que sudaremos o hará
mucho calor.
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